
Lengua inquieta que lame, curiosa, tiembla en agónico morbo. Luego, el silencio profundo…
Nos reservamos el nombre del autor, para evitar algo de homofobia sexista.
Pero su erección lo delata.
Ella frota su sexo deseosa,
Él no logra reprimir la excitación.
Ambos se hunden en un mar de movimientos y fluidos
No ocultan sus cuerpos
Que bailan desnudos, ardientes.
Las alas de él no le estorban,
Ella arranca las plumas y las moja en sus labios.
Se elevan con el aleteo
Y caen suavemente al suelo, en medio de orgasmos compartidos.
Secan su sudor y se despiden,
Mas nunca se verán, lo saben
No lloran, solo dicen adiós.
Ella vuelve a su cama con la compañía habitual.
Él vuela al cielo de su dios.
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